Ya sé, he estado en muchos conciertos antes y, espero, estaré en muchos más en el futuro. Pero este es EL CONCIERTO, así con mayúsculas. ¿Por qué? Cantar la 9° Sinfonía es uno de mis grandes sueños de infancia, cumplirlo es...genial, no encuentro otra palabra.
Estoy luchando contra un resfrío que pretende cerrarme la garganta, conmigo misma para conseguir contralas mi afinación, con mis nervios para no tener que ponerme a vomitar antes de entrar al escenario. Aunque nadie lo crea, estar 20 minutos en el escenario cantando una de las obras más famosas del mundo es como para destrozarle los nervios al más macho (en especial si, como yo, no se siente precisamente seguro de nada).
Así que estamos a 3 días del gran concierto, practicando como pararnos y sentarnos en masa y tratando de no bajarnos a medida que vamos cantando. ¿Suerte? Dice mi hermana que la suerte es para los mediocres, pero no nos vendría mal un poquito.
Estoy luchando contra un resfrío que pretende cerrarme la garganta, conmigo misma para conseguir contralas mi afinación, con mis nervios para no tener que ponerme a vomitar antes de entrar al escenario. Aunque nadie lo crea, estar 20 minutos en el escenario cantando una de las obras más famosas del mundo es como para destrozarle los nervios al más macho (en especial si, como yo, no se siente precisamente seguro de nada).
Así que estamos a 3 días del gran concierto, practicando como pararnos y sentarnos en masa y tratando de no bajarnos a medida que vamos cantando. ¿Suerte? Dice mi hermana que la suerte es para los mediocres, pero no nos vendría mal un poquito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario