
Si no hubiera sido porque hace algunos meses mi sufrido novio decidió contarles a mis hermanas ciertas historias truculentas sobre un príncipe gimnasta, en este momento no tendría nada que opinar, excepto algo así como "Jake Gyllenhaal (o como se escriba) se veía muy bien con esa armadura".
Pero, estando informada como estoy de todas las peripecias, desgracias, idas y venidas del querido Príncipe de Persia (al que, por cierto, jamás le ponen nombre en el juego...excepto esa cosas de "Cacoluquilla"...pero mejor olvidemos eso), al menos las de los juegos, y en especial los de "Las Arenas del tiempo", creo estar en posición de dar mi opinión sobre este nuevo argumento. Me pareció interesante que el Príncipe, al que llamaron Dastan, no sea en realidad príncipe más que por casualidad, digamos. De ahí en adelante, la historia va cobrando sentido.
Obviamente, todo gira en torno al alboroto alrededor de las Arenas del Tiempo y el loco de turno que quiere conseguirlas para hacer y deshacer en su vida. A diferencia del juego, el Príncipe cae en los tejemenejes del loco de la forma más inocente. Sí es cierto que, al principio, es un jovenzuelo inmaduro con la cabeza llena de nubes, impulsivo y todo lo demás, pero en el juego caía en la trampa por él mismo. Es decir, el visir sabe lo que tiene que decir para que el Príncipe haga lo que él quiere, lo tienta. Acá, Dastan anda tan metido en su vida que no se percata de lo que han puesto en sus manos (literalmente) hasta que se desata el desastre.
Si les gustaba el personaje de Farah (a los que jugaron, obviamente), despídanse de ella, no la verán, ¡puff! se esfumó. Igual Kailina ha desaparecido. En su lugar hay un princesa, Tamina, que es guardiana de la daga y protectora del Reloj de las Arenas del Tiempo (que más parece una colmena gigante mal construida) y que, siendo esto Disney, acaba cayendo rendida por los encantos del Príncipe.
No me hagan seguir o les arruinaré la peli, así que dejemos en que a mi me gustó, excepto porque el Príncipe hace menos acrobacias que en los juegos y eso (ya sé que las personas normales no hacen eso, pero la tecnología sí!), pero la disfruté. Mi sufrido novio, por otra parte, siendo el declarado fanático del Príncipe que es, opinó que el final era demasiado feliz, se supone que el Príncipe se la pasa de lío en lío y de desgracia en desgracia. Nuevamente, me remito a que esto es Disney.
Pero, estando informada como estoy de todas las peripecias, desgracias, idas y venidas del querido Príncipe de Persia (al que, por cierto, jamás le ponen nombre en el juego...excepto esa cosas de "Cacoluquilla"...pero mejor olvidemos eso), al menos las de los juegos, y en especial los de "Las Arenas del tiempo", creo estar en posición de dar mi opinión sobre este nuevo argumento. Me pareció interesante que el Príncipe, al que llamaron Dastan, no sea en realidad príncipe más que por casualidad, digamos. De ahí en adelante, la historia va cobrando sentido.
Obviamente, todo gira en torno al alboroto alrededor de las Arenas del Tiempo y el loco de turno que quiere conseguirlas para hacer y deshacer en su vida. A diferencia del juego, el Príncipe cae en los tejemenejes del loco de la forma más inocente. Sí es cierto que, al principio, es un jovenzuelo inmaduro con la cabeza llena de nubes, impulsivo y todo lo demás, pero en el juego caía en la trampa por él mismo. Es decir, el visir sabe lo que tiene que decir para que el Príncipe haga lo que él quiere, lo tienta. Acá, Dastan anda tan metido en su vida que no se percata de lo que han puesto en sus manos (literalmente) hasta que se desata el desastre.
Si les gustaba el personaje de Farah (a los que jugaron, obviamente), despídanse de ella, no la verán, ¡puff! se esfumó. Igual Kailina ha desaparecido. En su lugar hay un princesa, Tamina, que es guardiana de la daga y protectora del Reloj de las Arenas del Tiempo (que más parece una colmena gigante mal construida) y que, siendo esto Disney, acaba cayendo rendida por los encantos del Príncipe.
No me hagan seguir o les arruinaré la peli, así que dejemos en que a mi me gustó, excepto porque el Príncipe hace menos acrobacias que en los juegos y eso (ya sé que las personas normales no hacen eso, pero la tecnología sí!), pero la disfruté. Mi sufrido novio, por otra parte, siendo el declarado fanático del Príncipe que es, opinó que el final era demasiado feliz, se supone que el Príncipe se la pasa de lío en lío y de desgracia en desgracia. Nuevamente, me remito a que esto es Disney.
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