Tengo mucho que contar y un gran dolor de cabeza contra el que batallar mientras trato de escribir. No esperen mucha coherencia o algo especialmente largo, aunque los hechos lo ameriten. Hoy no puedo conmigo misma. Supongo que pasar dos días corriendo como una gallina sin wato (como dicen en mi colmena) pasa su factura en algún momento.
No me quejo, fueron días buenos. Para comenzar, almorzar con las amigas de la U en el "reencuentro" por los 20 años de la Carrera de Comunicación, es bueno. Pero llegar corriendo a ese almuerzo porque nadie en tu casa tiene la real voluntad de echarte una mano con lo de llevar comida a los perros, es terrible.
Pasar media tarde con tu abuelita por su cumpleaños tampoco es malo, pero salir corriendo de ahí porque llegas tarde a tu ensayo de coro, que ya es de los últimos si consideras que estás a una semana del concierto, es para enloquecer.
Si eres una maniática de hacer cosas "raras" y vas a un evento de Rol, juegos de mesa y cartas, anime, cosplay y demás, y tus amigos te regalan latas para tu colección, y tu sufrido novio te regala ese booster de miniaturas que querías hace tanto tiempo (pronto, fotos de mis nuevos niños), además de un peluchito de onigiri y una cosita para celular de mini-onigiri, significa que tu tarde fue una maravilla. Pero si resulta que las latas todavía tenían algunas gotitas de refresco que se derramaron en tu partitura y demás contenido de tu cartera y quedaron cosas pringosas...bueno, hay que empezar a limpiar (y eso es malo).
Vas al mejor concierto de la Feria porque una amiga de regaló dos entradas gratis al stand de Taquiña en la Feria y entras más rápido de lo que esperabas, ¡maravilla de maravillas! Pero si compraste una entrada para tu hermana, que te aseguró que ya estaba llegando y la pinche tardó ¡1 hora ! en hacer su aparición y por eso te perdiste otro concierto y la mitad del mejor...mataré a mi hermana.
Llegas tarde a la partida de rol que querías jugar, y cuando esperas ver el cosplay resulta que tienes que salir rajando porque ya comienza tu ensayo. Y, llegando al ensayo, te das cuenta que podías haberte quedado un rato más porque la orquesta sigue en su mambo. Y, ya ensayando, te das cuenta que estás desafinando (otra vez) porque no calentaste antes de comenza. Pero todo eso vale la pena por escuchar a tres solistas tan buenos en acción (sí, tres. El tenor no me gusta para nada, parece una oveja cantando).
Al fin, sales de tu ensayo y te das cuenta que eres más tonta de lo que creías, porque no te trajiste nada de abrigo y hace un frío escandaloso. Si no me resfrío, será un milagro...momento, ¡me duele la cabeza! ¡Ya me resfrié!
Como dije, largo fin de semana. ¿Me quejo? Como habrán notado, sí me quejo, mucho, pero no más porque es como un deporte para mí. De todas formas, si no fuera por este dolor de cabeza, todo sería perfecto.
No me quejo, fueron días buenos. Para comenzar, almorzar con las amigas de la U en el "reencuentro" por los 20 años de la Carrera de Comunicación, es bueno. Pero llegar corriendo a ese almuerzo porque nadie en tu casa tiene la real voluntad de echarte una mano con lo de llevar comida a los perros, es terrible.
Pasar media tarde con tu abuelita por su cumpleaños tampoco es malo, pero salir corriendo de ahí porque llegas tarde a tu ensayo de coro, que ya es de los últimos si consideras que estás a una semana del concierto, es para enloquecer.
Si eres una maniática de hacer cosas "raras" y vas a un evento de Rol, juegos de mesa y cartas, anime, cosplay y demás, y tus amigos te regalan latas para tu colección, y tu sufrido novio te regala ese booster de miniaturas que querías hace tanto tiempo (pronto, fotos de mis nuevos niños), además de un peluchito de onigiri y una cosita para celular de mini-onigiri, significa que tu tarde fue una maravilla. Pero si resulta que las latas todavía tenían algunas gotitas de refresco que se derramaron en tu partitura y demás contenido de tu cartera y quedaron cosas pringosas...bueno, hay que empezar a limpiar (y eso es malo).
Vas al mejor concierto de la Feria porque una amiga de regaló dos entradas gratis al stand de Taquiña en la Feria y entras más rápido de lo que esperabas, ¡maravilla de maravillas! Pero si compraste una entrada para tu hermana, que te aseguró que ya estaba llegando y la pinche tardó ¡1 hora ! en hacer su aparición y por eso te perdiste otro concierto y la mitad del mejor...mataré a mi hermana.
Llegas tarde a la partida de rol que querías jugar, y cuando esperas ver el cosplay resulta que tienes que salir rajando porque ya comienza tu ensayo. Y, llegando al ensayo, te das cuenta que podías haberte quedado un rato más porque la orquesta sigue en su mambo. Y, ya ensayando, te das cuenta que estás desafinando (otra vez) porque no calentaste antes de comenza. Pero todo eso vale la pena por escuchar a tres solistas tan buenos en acción (sí, tres. El tenor no me gusta para nada, parece una oveja cantando).
Al fin, sales de tu ensayo y te das cuenta que eres más tonta de lo que creías, porque no te trajiste nada de abrigo y hace un frío escandaloso. Si no me resfrío, será un milagro...momento, ¡me duele la cabeza! ¡Ya me resfrié!
Como dije, largo fin de semana. ¿Me quejo? Como habrán notado, sí me quejo, mucho, pero no más porque es como un deporte para mí. De todas formas, si no fuera por este dolor de cabeza, todo sería perfecto.
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