sábado, 14 de julio de 2012

Aventuras de la boda

Est resultó ser un día muy malo en muchos aspectos, entre ellos que comí mi almuerzo a las 8:00 de la noche (tal vez más). ¿Por qué? Porque me sacaron tostando de mi casa para ir a comprar la tela para mi vestido de novia. Y esa fue la mejor parte de mi día. Pero ya para qué renegar a estas alturas, ¿verdad?
Pasó algo interesanto cuando estábamos comprando telas, que no creo que sea muy normal. Resulta que yo había impreso el modelo que quería para mi vestido de novia y se lo había dejado a la diseñadora, ella hizo los cálculos que necesitábamos para todo (incluyendo la cola y el velo), un esbozo de como haríamos el vestido por detrás porque las fotos que imprimí no mostraban la espalda, además de un diseño del vestido que usaré para el matrimonio por lo civil.
Lógicamente, la señora diseñadora llevó esas hojas hoy para elegir la tela (y saber cuanto comprar). CUando terminamos de pagar por 15 metros de gasa y 4.5 de visón, ella puso las hojas en la bolsa de las telas y nos fuimos a buscar la tela para mi otro vestido. Y cuando nos dimos cuenta...las hojas del diseño ya no estaban. 
Las buscamos por todos lados, volvimos la primera tienda, preguntamos a todos, y nada. Entonces mi mamá recordó que había otra chica buscando tela para su vestido de novia en la tienda...y sospechó algo raro. Al final no encontramos mi modelo, pero la única explicación que le dimos fue que la otra novia se lo sacó de mi bolsa mientras estábamos haciendo cuentas. 
Juro que jamás me habría imaginado eso. De veras que no.
Y hablando de bodas extrañas, hace un ratito vimos una de mis películas favoritas de todos los tiempos: "Mi gran boda griega". Esa pobre muchacha sí que tenía problemas, al menos no tendré damas de honor con vestidos extraños.


No hay comentarios: