No suelo exagerar, más que nada porque exgerar en algo implica un gasto monetario que generalmente no debería permitirme (época de ahorrar y eso), pero a veces la tentación (más conocida como "sufrido novio") logra derribar mis más sensatas defensas y arrastrarme por el camino del derroche. Esa es la única explicación que puedo dar para justificar que nos hayamos mandado al cine a ver dos películas seguidas. ¡DOS!
No puedo decir que no disfruté la primera, llevaba un tiempo queriendo ver "Valiente" y es una buena historia. Lógicamente, tenía un algo que la hacía predecible, pero de todas formas es simpática y, como cualquier historia de Disney que se precie, con una moraleja (que no tengo ganas de enunciar aquí). Por cierto, quiero trillizos que se conviertan en ositos y un arco. He dicho.
La otra película que vimos era "Prometheus". No puedo decir que sea mala, sí que tiene algunos clichés típicos de las historias de terror (aunque ésta era de ciencia ficción, por cierto) pero la historia está bastante bien llevada (hasta el trágico descenlace, etc, etc). Pero, considerando que tengo corazón de pollo para cualquier cosa medio terrorífica, no pueden culparme por trata de olvidarla lo más pronto posible. Es eso o tener pesadillas. No, gracias.
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