domingo, 21 de agosto de 2011

Realidades y realidades

Como se habrán dado cuenta, actualiza mucho menos desde que entré a trabajar. No es por falta de ganas, se los aseguro, simplemente sucede que la vida se ha vuelta tan monótona (si se pasan por alto los disgustos del trabajo que, por cierto, no es algo que me guste recordar) que no vale la pena ir contándola. Ser "adulto" es agotador, me recuerda a cada momento por qué nunca quise crecer.
Hace un momento, volvimos con mi sufrido novio de una accidentada y muy entretenida visita al parque de diversiones local. Sólo me subí a esa atracción de las tacitas que giran sobre sí mismas, que bastó para dejarme el estómago revuelto y la cabeza dando vueltas. Reí como loca, eso sí. Pero, por alguno de esos misteriosos caminos del pensamiento, dos charlas que tuve en la oficina con dos personas distintas, regresaron a mi mente.
La primera fue con mi compañera de trabajo, la que es estudiante de Derecho pero anda más perdida que yo (que ya es mucho decir, por cierto). Conversábamos cierta mañana sobre las durezas de nuestro trabajo, y, como de pasada, le comenté que lo más duro me parecía que era la total falta de imaginación que se requiere. Fue como haber dicho que las vacas vuelan: mi compañera me miró extrañada y dijo algo como "Es que esto no es para imaginar nada". Con razón es como es y le va como le va.
La siguiente charla fue con mi jefa, después de un día especialmente duro en que ambas, mi jefa y mi compañera, pusieron a prueba mis nervios con sus gritos y sus errores. En algún momento, mi jefa dijo algo como "Salgo de aquí (la oficina) y regreso a la realidad y me olvido de todo". Y yo que creía que la realidad era ese trabajo...
Lo cierto es que, viendo las cosas con algo más de calma, ambas tienen un poco de razón. Cierto, en ese trabajo no hay campo para imaginar nada, ni tiempo, si nos vamos a eso. Al principio, trataba de pensar en las historias que podría haber detrás de cada documento, pero tras mil veces de copiar lo mismo una y otra vez, una pierde el hilo y el interés en los dramas ajenos. No hay campo para imaginar nada, porque la ley es así, fría y seca.
Por otra parte, salgo de ahí y regreso a casa (la mayoría de los días). Enciendo la compu, tomo un té caliente, y me siento a leer el libro de turno, a escuchar la música de todas las películas que cuentan las historias que amo (en cuanto más fumadas, mejor), y por algunas horas corro por los pasillos de Hogwarts con una varita en el bolsillo, viajo en naves intergalácticas con un sable láser en la cintura, recorro la Tierra Media o los Siete Reinos de Poniente con un arco en la espalda, canto en los mejores teatros y un montón de otras cosas. Y sí, por un momento me olvido del trabajo, me olvido del martirio en que se ha convertido levantarme cada día sabiendo lo que me espera y que no tengo manera de huir.
Si aplicamos el razonamiento de mi jefa, ¿cuál es la realidad? Estar en la oficina es como estar atrapada en un mal sueño, incluso en los mejores días cuento cada minuto que paso ahí, rogando porque el tiempo pase un poco má rápido. Salgo de ahí y me olvido de todo porque estoy de vuelta en mi "realidad" que, irónicamente, tiene mas de fantasía que de otra cosa. Y sí, mi "realidad" es lo único que me mantiene cuerda.

2 comentarios:

MarceDhampir dijo...

quisiera comentar bastante sobre la entrada ... pero como ya dije antes .. ando en esos dias en los que imaginacion falla .... solo dire ... que te apoyo ... es mejor ver esos mundos ... mucho pero mucho mejor ... imaginarme de esa manera ...

como dicen ... la vida es bella .. si se sabe por donde mirar ^^

Meli dijo...

por el lado en que no tengo esa vida? :P Ando depre otra vez, lo siento, jeje