miércoles, 17 de agosto de 2011

Transtornos

Siempre que hablamos con mi amigota Marce de ese extraño "transtorno" que tenemos en común de hablar con las vocecitas en la cabeza que son increíblemente diferentes a lo que somos (y con una increíble tendencia a hacer y decir idioteces si una deja que hablen en voz alta), lo llamamos "tripolaridad", como lógico derivado de "bipolaridad". Las dos sabemos que nuestro pequeño problemilla no se llama así (el nombre más aproximado sería "personalidad disociativa", o algo así), pero suena mucho mejor así.
El caso es que, tras estas semanas de infierno...trabajo, he comenzado a pensar en que mi Jefa sufre de alguna clase no especificada de transtorno bipolar. No encuentro otra manera de explicar que se pase media hora de la mañana gritándonos, y en la tarde me felicite por mi desempeño laboral diciéndome que está muy satisfecha. No es lógico. Al final no sé si soy un desastre y una bruta, o una super eficiente oficinista que pronto ascenderá a super asistente de notario.
No es que sea una genia, pero la mayor parte de las cosas ahí son mecánicas, una vez que le agarras la lógica, no hay mucho donde perderse. Supongo que por eso lo detesto tanto, las cosas que no te exigen un poco de creatividad, no tienen mucha gracia para mí.
De todas formas, la idea esencial es una muy sencilla: ODIO que me griten.

No hay comentarios: