martes, 30 de agosto de 2011

Suerte

¿Qué relación hay entre mi calzado y mi felicidad? Al parecer, ninguna, verdad? Pues en mi enloquecido mundo, tienen una relación directa. Día que uso tacones, mi jefa grita. Día que uso zapato plano, las cosas salen mal y mi jefa reniega (y a veces grita), día que descaradamente voy con tenis, todo tranquilo en el frente.
Puede que, claro, también se deba a que no vi a mi jefa ni a mi compañera de trabajo la mitad del día porque estaba sacando mi carnet, así que no tenía con quién renegar. A eso, agréguenle que, con tal de no verlas, estaba más que feliz de tener que hacer filas e ir de aca para allá con el trámite (que, debo admitirlo, fue bastante rápido). En cualquier otra circunstancia, odio hacer trámites y papeleos y mucho más ahora que me paso la vida transcribiendo esas cosas. De hecho, estoy llegando al punto en que lo único que me provoca un abogado son ganas de matarlo de forma lenta y dolorosa. Pero ahora, prefiero estar clavada en la fila(y respirando aire puro) que clavada en mi silla de la oficina (y respirando humo de segunda mano de todos los cigarrillos que fuma mi jefa...un punto más en contra de mi trabajo).
El caso es que, al parecer, mis tenis mugrientos pero muy muy cómodos, están imbuidos de toda mi buena vibra y mi ración de suerte. Tal vez debería ponermelos más seguido en la oficina, así no saldría día sí y día no con dolor de cabeza y ganas de matar a alguien.

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