jueves, 2 de febrero de 2012

EL viejo Oeste...un poco al Sur

Mi sufrido novio maneja una teoría que le permite clasificar qué tan buena será una peli antes de verla: si yo digo que no quiero verla (por cualquier morivo que se me ocurra sobre la marcha) la película en cuestión es muy buena. Si me niego rotundamente a verla y me pongo de mal humor en el proceso, entonces es excelente.

Ayer (martes, 31 de enero), insistió para ver una película que se compró hace algunas semanas. Me negué, pero como no podía ponerme de mal humor delante de mi mamá que, por ciertol, quería verla, me tuve que aguantar. Lo único que sabía de "Blackthorn" era que 1) Tenía a Butch Cassidy, el famoso bandido, como personaje principal; 2) Manejaba la teoría de que, en realidad, Butch no había muerto, como se dijo, en un tiroteo con el Ejército boliviano en San Vicente (un pueblucho perdido del sur) en 1908; 3) Se había rodado en Potosí.

Sí, soy una gran amante de mi país, y cuando era niña viajé mucho por la zona del Altiplano potosino (benditos viajes a las aguas termales). El paisaje no será el más verde o el más alegre del mundo, pero es bellísimo: los miles de tonos de café, los cerros, las montañas nevadas al fondo. Hay algo que llena de asombro y emociona en los paisajes del Altiplano.

Gracias al buen ojo del director, "Blackthorn" capta esa increíble belleza. Pero la película no es solo una colección de paisajer hermosos. La historia que maneja parece sencilla al principio, pero se van agregando muchos detalles y pequeños elementos, y termina siendo un embrollo monumental en que nada es tan simple como parecía al principio.

La idea que se tenía era "revivir" el western, un género del que nunca he visto mucho porque...no sé, nunca me llamó la atención lo suficiente como para aguantarlo. Lógicamente, este es un "western" diferente: nada de indios sioux que arrancan cabelleras y cosas por el estilo, en su lugar hay unos campesinos bolivianos, con una pinta de bandoleros única, y con una determinación feroz para perseguir a Cassidy y a si nuevo acompañante, el paisaje del Altiplano, con el increíble salar de Uyuni en el medio, no tiene nada que ver con las llanuras del oeste de Estados Unidos ni de lejos. No se parece mucho, pero queda muy bien en la historia.

Si tienen oportunidad de verla, aprovechen.

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