martes, 28 de febrero de 2012

Y el público pide...!

Generalmente, no suelo darle bola al Festival de Viña del Mar. Más allá de que, siendo un festival chileno, y eso me despierta un nada lógico recelo como a cualquier boliviano, está el detalle de que en muy pocas ocasiones llevaron alguien que me interesara. ¿Para qué perder 6 noches de mi vda en ver gente que no me interesa?

Pero, sucede ocasionalmente, que invitan al Festival a alguien que sí me interesa, que sí admiro y que me hace arrepentir de no haberme comprado una entrada y un pasaje para ir a verlo. Este año, el turno fue de José Luis Perales y Juan Luis Guerra (la noche de los Luises).

Los dos se presentaron, uno después de otro, en la misma última noche de conciertos. Juan Luis Guerra me recuerda casi siempre a la dentista a la que iba cuando era niña, y debo decir que me gustó mucho su presentación. Pero, lo mejor de la noche, al menos en mi opinión, fue José Luis.

Consideren que, básicamente, crecí con sus canciones (mi mamá es fanática declarada del hombre), así que no me hice ningún problema de sentarme dos horas frente a la tele con mis papás, esperando a que el hombre subiera al escenario. Valió la pena.

Casi todas sus canciones son románticas y demás, pero siempre me han parecido muy honestas, además de poéticas. El hombre no será guapo precisamente (ni siquiera de joven lo era), pero una lo escucha cantar y se enamora. En el mejor de los casos, espera que su novio le cante una de esas canciones (creo que no es mucho pedir).

De todas formas, el tema que más me gusta de todos los que tiene (más de 400, por lo que sé) es una que no trata precisamente de amor. No sé por qué, siempre me hace dar ganas de llorar, y más raro aún es que no sean lágrimas de pena.

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