jueves, 10 de mayo de 2012

Nada como un buen crimen

Soy una definitiva fan de Agatha Christie y sus novelas de asesinatos y misterios. Y, lógicamente, mi preferido de todos sus personajes es Hércules Poirot, el detective belga con el ego más grande que una casa pero con una indicutible capacidad de meterse en las cabezas de los demás y ver los indicios cuando nadie más parece verlos.
Hace dos días, en medio de mi depresión por la pérdida de mi Paquita, me encontré con "Asesinato en el campo de Golf" en el velador de mi hermana, y caí en cuenta de que no lo había leído. Así que, para matar el tiempo, me senté con el tal librito.
"Asesinato en el campo de golf" comienza con el gran Hércules Poirot recibiendo una carta de auxilio de un hombre, que le ruega que acuda a investigar ciertas amenazas que ha recibido. Pero cuando llega a la mansión del hombre, acompañado por su amigo Hastings, se encuentra con que su cliente ya ha sido asesinado. 
Cualquiera empieza sospechando de la esposa, directa y única beneficiaria del testamento del difunto, pero cuando ella es descartada como sospechosa, resulta que hay un crimen que parece apuntar en una dirección demasiado como para resultar creíble.
Suelo ser bastante ducha en esto de descifrar crímenes, pero éste, igual que "Diez Negritos" me agarró en curva, y eso que al final se descubre que, como siempre, el asesino era el menos probable, del que menos se sospecharía. Definitivamente, una gran historia.

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