sábado, 27 de febrero de 2010

De la utilidad práctica de la existencia de los adultos (pese a todas nuestras quejas)

Hace unas entradas, comenté de pasada sobre ciertos libros macabros que había estado leyendo hace unas semanas (para que siga pensando en ellos dos semanas después, algo de impresionante debieron tener). Y pues, creo que ha llegado el momento de destrozarlos...analizarlos (o lo que sea).

Se dice que si lo niños manejaran el mundo, las cosas irían mejor porque los niños son inocentes y buenos, y son más comprensivos que los adultos, y yo qué sé. No soy amante de lo niños, en general me ponen los pelos de punta, y solía pensar que quien quiera que dijera eso, no tenía ningún crío cerca, o no fue al kindergarten o algo así. "Gone", en cierta forma, me confirmó mi opinión de que ciertos niños son unas plagas y si los dejaras solos el mundo no iría mejor, porque lo más probable es que se teminen matando mutuamente.

La historia comienza cuando, cierto día como cualquier día en un pueblo perdido de California (que casualmente, se llama Perdido Beach), sucede que todos las personas mayores de 14 años desaparecen (poof!) sin dejar rastro, dejando a todos los niños atrapados en una especie de campo de fuerza con centro en la planta nuclear. Si eso no les parece bastante malo, súmenle que algunos de esos niños (por una razón en principio desconocida) han desarrollado o comienzan a presentar ciertos "poderes" por demás anormales (ven al tipito de la imagen? el que tiene lucecitas en las manos? pues ese es su poder: lanzar una especie de rayos láser), por no decir que algunos son francamente peligrosos (disparar microndas y freír a un amigo no es un chiste). ¿Todavía no es bastante tragedia? Bien, no sólo los niños están mutando, sino que también algunos animales andan por ahí haciendo cosas raras (coyotes parlanchines y agresivos, serpientes voladoras, gusanos carnívoros y cosas por el estilo). ¿No todavía? ¿No es tan preocupante? Pues ¿qué tal si les digo que entre los niños que se quedaron encerrados hay algunos que son claramente psicópatas? Pero psicópatas de esos que se ríen mientras maltratan a los demás como si fueran expertos verdugos de la Inquisición. Y encima de eso, el causante de todo: un monstruo que podría ser la peor pesadilla de muchos y sin necesidad de verlo, algo tan poderoso que es capaz de jugar con las mentes de cualquiera que se le acerque lo suficiente (personas o animales, es lo de menos).
Para mi gusto, eso ya es bastante colección de desgracias, pero no es todo. Nos olvidamos, queridos saltamontes, de la naturaleza humana, en especial esa de la que hacen gala los adolescentes estadounidenses en las películas: grupos de "abusadores", "cerebritos", "ricos", "populares", etc., etc., además de la gran masa que no suena ni truena y sobrevive a la escuela como puede. Añádanle el grupo de "humanos normales" frente a "freaks mutantes", y tenemos una buena perspectiva de lo que podría pasar (lógicamente, un desmadre total).
Con todas esas cosas, lo obvio es esperar que el libro sea tremendamente chocante (al menos para los ingenuos que creen que los niños son angelitos), y realmente lo es, aunque provoca una especie de atracción morbosa y curiosidad por saber qué más podría ir mal (como ese viejo ejemplo de pararse a ver un accidente de tránsito). La acción transcurre algo lenta, y para mentes avispadas (como la mía :P ) es un poco obvio lo que va a pasar en muchos momentos, pero a medida que la trama se va complicando te sorprende las salidas retorcidas (a veces buenas, a veces malas) que tienen muchas situaciones.
Sin duda, se necesita de mucha paciencia (y mucho tiempo libre) para leer el libro (y su segunda parte, "Hunger"...adivinen el por qué del título), y muy probablemente se queden traumados con ciertas formas de energía como la radiación. Pero por otro lado, empiezas a verle el sentido a que los adultos a veces sean tan molestosos: están para impedir que los pequeños salvajes se desbanden.

2 comentarios:

Buscando la hora 25 dijo...

Me has hecho dar curiosidad, aunque eso no cambiará mi forma de pensar que los adultos arrasaron con lo que pudieron y ahora los jóvenes y niños van a sufrir esas consecuencias en carne viva... a ver si consigo ese libro.

Meli dijo...

Yo no dije que los adultos no fueran unos torpes, simplemente digo que si dejaran solos a los niños, se matarían (igual que los adultos).