lunes, 22 de febrero de 2010

Frustraciones

Esto sonará infantil, pero de veras ya no se me ocurre qué hacer (excepto recurrir a un asesinato solapado y vil). Hoy tuvimos uno de esos ensayos en que todo salía mal, al menos para las sopranos. Hace unos días nos hicieron quedar media hora más porque, de acuerdo a las contraltos (y debo decir que estaba de acuerdo con ellas...en esencia), habían dos personas entre las sopranos (que en ese momento éramos 4) que cantaban como gatos. Claro, no lo dijeron con esas palabras, aunque seguro que lo pensaron. Pero juro por las tangas más rosadas de Merlín que era yo!
Trato de cantar lo más fuerte que puedo, de hacer que las otras sopranos me sigan (y no que yo cante como los ángeles del cielo, pero al menos tengo más idea...creo), de corregirlas cuando escucho que se desafinan, de cubrir sus errores, pero nada es suficiente. ¿Qué pecado he cometido para que me castiguen de esta manera? A lo mejor en mi anterior encarnación maté a una soprano de verdad, o incluso a Santa Cecilia, patrona de la música, es la única explicación lógica a este martirio.
Había pensado en recurrir a metodos más drásticos (como el veneno), pero nadie apoya mi idea, sólo sugieren métodos más disuasorios. Supongo que tendré que aguantar como mejor se pueda, y, mientras tanto, quejarme con mi director a ver sin consigo algo (como el permiso para asesinarlas en nombre del bien común).

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