jueves, 25 de febrero de 2010

Síganme las buenas...

...y también las malas, y las desorejadas, y las que no tiene idea del ritmo, porque al parecer es la única manera en que funcionaremos bien como sopranos para el concierto de mañana. Y no lo digo por pretenciosa, no, lo digo porque durante el ensayo de hoy fue más que evidente que si yo no canto, las demás no lo hacen; si yo no entro a nuestro tiempo, las demás no lo hacen; si canto bajito las demás también lo hacen porque no pueden escucharme para seguirme y no están muy seguras de lo que están haciendo (y así podría seguir por un buen rato...).
En teoría mi orgullo debería estar por las nubes (creo que está a unos metros del suelo, pero a las nubes no llega todavía), pero la verdad es que me asusta un poco (o mucho, para ser honesta). Es una gran responsabilidad que no tengo muchas ganas de asumir. Necesito a mi buena Nathy de vuelta para ser la guía oficial de las sopranos, pero como eso no es posible...bueh, creo que tendré que aguantarme (o huir).

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