sábado, 14 de agosto de 2010

Una probada de realidad

Llevo dos semanas eludiendo escribir sobre esto en mi maravilloso blog, la mayor parte del tiempo porque es más divertido eludir a la realidad (¿o por qué creen que mi blog se llama como se llama?) dedicando mi sarcástica pluma (metafóricamente hablando, no puedo escribir con pluma en la computadora) a temas ineludibles e importantes (como los videojuegos y mis salidas al cine...tengo claras mis prioridades). Pero, llega un momento en que ya no se le puede escapar a la realidad (lo que es una lástima).
Hace dos semanas (poco más o menos) empezó un alboroto en Potosí, el departamento y la ciudad más pobre de Bolivia (compite por el título de Más Abandonado con Pando). Todo empezó con un alboroto de límites con Oruro que viene desde el año de la cañuela y que jamás se ha resuelto. De ahí, la cosa se derivó en una serie de exigencias departamentales (aeropuerto, Proyecto Carachipampa, Fábrica de Cemento, etc, etc.).
Lo terrible del alboroto no es que la gente reclame, se queje, haga paros cívicos y demás. El quid de la cuestión es que el siempre capaz Gobierno de mi pobre país se pasó una semana y algo más negando la magnitud del problema ("estas son cosas de todos los días, siempre pasan") y culpando a gil y mil por el inicio del alboroto ("Si la piensan, es culpa de Joaquino que quiere desviar la atención de la gente para que no lo procesen..." blabla).
Los potosinos, y no sólo los que viven en su terruño, sino todos los que están en otras ciudades de Bolivia, se pantaron firmes en que o se les da lo que quieren y necesitan o las medidas de presión no se levantan. Considerando la inicial política del Gobierno de quitarle hierro al asunto, no es de extrañar que Potosí lleve dos semanas completamente paralizado y con muchos más problemas por delante (entre ellos, que los mineros bajen la palanca de la hidroeléctrica y le corten la energía a la mina San Cristóbal, una de las más importantes de Bolivia).
La cosa se pone fea: el Gobierno, aunque accedió a negociar, anda haciéndose a las víctimas y no quiere darles el gusto de que el diálogo sea en Potosí, sino en cualquier otro lugar "neutral". Propusieron Sucre, y los potosinos pidieron que esté el Presidente, pero, tan oportuno como siempre, él no está en el país porque anda de visiteos (como todas las veces que hay algún conflicto grave).
Personalmente, apoyo a los potosinos, y no crean que es solamente porque están fregando al Gobierno, no soy tan egoísta. Es porque están pidiendo algo que es justo, Potosí ha dado mucho a Bolivia y, ahora que no tiene casi nada, nadie le da bolilla.
Esperemos que esto se arregle pronto, al menos, antes de que pase a cosas mayores (y más feas).

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