domingo, 21 de marzo de 2010

Aguados y apedreados

La mayoría de las personas que conoce a las chicas y chicos del Club de Harry Potter por primera vez, suele tener la impresión de que somos un poco quejicas (o muy quejicas). Hoy, al fin, conseguí la prueba de que no lo somos, al menos no tanto como creen los que no tienen el placer de convivir con nosotros cada sábado.
Resulta que la reunión de hoy estaba comenzando con un interesante partido de bascketball cuando la lluvia empezó a caer. Mejor dicho, continuó cayendo pero con más fuerza, porque para el momento en que los chicos estaban comenzando el primer partido, ya llevaba un buen rato cayendo goterones.
Ignoramos la mayor parte del goteo del cielo, pero cuando el viento empezó a querer lanzarnos al suelo, nos refugiamos bajo un árbol. Lo que no calculamos fue que empezó a llover más fuerte y, por si fuera poco, el granizo decidió que era un buen momento para hacer acto de presencia en nuestra tarde. Convencidos de que no llovería mucho, nos quedamos bajo el árbol a esperar.
Resultado: acabamos todos echos una sola sopa, mojados hasta el alma. Cuando los granizos ya tenían el tamaño y la fuerza para provocarnos un dolor de cabeza (de tanto golpe), decidimos que era el momento de emprender una retirada digna (o al menos, lo más digna posible considerando que todos chorreábamos agua y teníamos hojitas del árbol pegada al cabello).
Obviamente, cuando subimos en tropa al micro, parecíamos una pandilla de huérfanos. Nos fuimos por una rica pizza y después de eso, a todos les alcanzó el ánimo para volver al parque de donde escapamos en un vano intento de no mojarnos (más) y jugar báscketball...como era el plan original.

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