viernes, 9 de abril de 2010

Pasa en las películas, pasa en la vida

Hace unos años, cuando leía "Harry Potter y el Príncipe Mestizo" (sí, puedo hallar relaciones entre la vida real y los libros de fantasía), me encontré con un pasaje interesante. Harry conversa con el señor Weasley después de la cena de Navidad en la Madriguera (mientras escuchan una canción particularmente horrorosa de Celestine Warbeck):

- ¿Hay mucho trabajo en el Ministerio?
- Muchísimo. No me importaría si sirviera para algo, pero de las tres personas que hemos detenido en los dos últimos meses, dudo que ni siquiera una sea un mortífago de verdad. Pero no se lo digas a nadie - anadió, y dio la impresión de que se le pasaba el sueño de golpe.
- Supongo que ya no retienen a Stan Shunpike, ¿verdad? - preguntó Harry.
- Me temo que sí. Me consta que Dumbledore ha intentado apelar directamente a Scrimgeour acerca de Stan. Verás, todos los que lo han interrogado están de acuerdo en que ese muchacho tiene de mortífago lo mismo que esta mandarina. Pero los de arriba quieren aparentan que hacen algún progreso, y "tres detenciones" suena mejor que "tres detenciones erróneas y tres puestas en libertad". Pero, sobre todo, recuerda que ésto es confidencial... (ROWLING 2006:310).

Al leer ese pasaje, lo primero que me vino a la cabeza fue "Anda, esa forma de pensar es ridícula! Por suerte, eso no sucede en la vida real...", y pasé al siguiente punto del drama (que por cierto, era una interesantísima discusión sobre las dudosas virtudes de Snape, la cordura de Dumbledore y el misterio del tal Príncipe). Pero, hoy me encontré con una prueba más de que, muchas veces, la ficción tiene más de realidad de lo que parece.
¿Moraleja? No desconfíes de la imaginación de una escritora, parece conocer más de la naturaleza humana que tú.

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