De veras que caímos bajo...

Había pensado escribir esto ayer, pero volví tan, pero tan desmoralizada del ensayo del coro que lo único que quería era quejarme y comer chocolate. ¿Por qué? Pues porque fue una tragedia total, el peor de todos los ensayos, jamás las sopranos sonamos tan mal, ni siquiera cuando comenzamos a sacar la 9°.
Todo el coro se bajó un tono entero por nuestra culpa, y hasta el director, que es una persona excesivamente paciente y comprensiva, estuvo a un paso de perder la calma con nosotras. No lo culpo: cada quién cantaba en el tono que quería, nadie entraba con seguridad y donde debía ser, parecían un montón de piedritas cayendo.
En general, y no es por envanecerme, soy de las que canta con más seguridad y las que están a mi alrededor me siguen de alguna forma. Ayer eso desapareció debido a una changa que no hacía más que darse la vuelta y echarme una mirada que claramente decía "cállate, desafinada!". El fin de mi autoestima...
Pensaba faltarme al ensayo de mañana con el pretexto de que es feriado, e irme con los muchachos y muchachas del Club a un sano día de ocio improductivo. Lo malo es que ahora la conciencia me remuerde tanto que no lo haré, saldré rajando de la excursión e iré al fucking ensayo para ver como mis "aptitudes líricas" siguen cayendo en picado.




Nota de la Editorial: La autora se siente tan deprimida que ni siquiera siente ganas de comentar la ironía que siginifica recoger su Título en Provisión Nacional (que la confirma como una desempleada sin título) el mismo día en que, al fin, conoce el nuevo bloque de la Universidad...