domingo, 3 de abril de 2011

Ja!!

Ayer fue un día del desastre, realmente. Malo y feo hasta, por lo menos las 3:oo de la tarde, hora en que fueron mi sufrido novio y Marco a recogerme para ir al Club (y mis papás no estaban, así que de todas formas tuve que esperar un buen rato a que volvieran). Estar en el Club siempre es bueno y alegra mi semana, pero no borra los problemas...para ser honestos, nada los borra, pero el escapismo es divertido, verdad?
El caso es que, aparte de unos problemas en casa, estaba de muy muy mal humor por la boda del primo de mi sufrido novio. Parecía que no podía haber elegido un peor día para casarse porque estaba desorganizando toda mia vida. Para empezar, tenía que irme temprano del Club para tener tiempo de arreglarme para la ceremonia, eso en el momento en el que tendría que estar en mi ensayo de coro del Requiem de Mozart que realmente es muy importante para mí y, para rematarla, estaban pasando "Orgullo y Prejuicio" en versión de la miniserie de la BBC en la tele y no podía verla. Mi sábado no podía ir peor.
Después de pasar increíbles carreras para arreglarme (mis hermanas, no yo que no tengo idea de maquillarme más allá de la máscara de pestañas y el delineador) llegó la hora de ir (bastante tarde, por cierto) a la boda. Nos perdimos la ceremonia entre un chiste y otro (y para eso me falto a mi ensayo, ¿eh?) y nos fuimos directo a la fiesta en que quedamos con las dos hermanas y el cuñado de mi sufrido novio en la mesa.
Hasta ahí todo normal, al menos para mí: Baile, charla, risas, el vals y la cena. Hasta que llegó el momento del ramo. Lo tradicional en mi caso es que me niegue a salir a pelearme por ese montón de flores (que no se note que estoy desesperada, porque "el que muestra hambre...no come"), así que, generalmente, tiene que venir alguno de los parientes de mi sufrido novio (que son suyas las últimas bodas a las que fui) para obligarme a salir. Un a vez ahí, lo típico es que ni siquiera haga el intento de levantar los brazos para coger el ramo, ni aunque venga en mi dirección (así perdí el ramo de la boda de mi hermana).
¿Lo raro de anoche? No sólo salí por voluntad propia (casi) y sola (la hermana de mi sufrido novio no quiso acompañarme), si no que me paré justo en el medio de la segunda fila de las chicas desesperadas por el ramo, que es donde cae el ramo generalmente. A eso súmenle que, en diagonal a la masa de chicas del ramo, estaba una mesa ocupada por todos los primos y primas casados de mi sufrido novio, entre los que estaban Annelise y su esposo, Rafo, los que mejor me caen de toda la tropa (porque son los que más conozco), que se pararon y empezaron y gritarme instrucciones del tipo: "Más adelante...no! Más atrás...Ahí!! No te muevas!! Usa los codos!!".
Por si no fuera suficiente locura, y a pesar de toda mi vergüenza (estaba del mismo color que una remolacha), cuando la novia lanzó el ramo (después de intento fallido en que fue a rebotar contra las cortinas que estaban en medio del salón) me lancé a agarrarlo. Y no sólo lo sujeté, si no que otra chica agarró unas cuantas de las flores mientras yo cogía el tallo del bouquet...y se lo jalé! Nadie me quita lo que me gané en justa ley!
Sí, terminé con el ramo en la mano, con toda la mesa de los primos haciendome barra, con la mamá de mi sufrido novio algo "arrebatada" (y conste que cito, eh?) y con mi sufrido novio bajo un nuevo argumento para que lo presionen sus parientes. La changa con la que me peleé por el ramo después sacó el anillo de los chocolates de la torta, así que no hubo lío...o al menos no me remordió la conciencia.
Sólo algo podía haber hecho mejor mi noche: El momento de la liga, vi a mi sufrido novio saltar adelante (y su primo le estaba apuntando a él) y ya pensé que lo había conseguido cuando vi al tipo que estaba a su lado medio empujarlo y poner su mano sobre la suya y...quedarse con la liga. Pinche tarado.
Como dicen en mi colmena, peor es nada y al menos yo hice mi parte. De ahí en adelante la fiesta fue increíblemente divertida, bailando hasta que no podía seguir parada ni un rato más, mientras todos sus primos nos daban vueltas para felicitarnos por el ramo.

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