Jueves

Muchas cosas pueden pasar un jueves, como por ejemplo ir a hacer la estúpida capacitación para jurados electorales y enterarte que el domingo no podrás dormir como Dios manda porque resulta que tienes que estar en el maldito boliche de votación a las 6:00 de la matina para doce horas (porque entre recuentos y huevadas eso es lo que se tarda) de trabajo estúpido y agotador. Como se darán cuenta, estoy que me muero de emoción por el día de las elecciones (así o más claro quieren el sarcasmo?).
O también puede pasar que vayas a la graduación de una buenas amiga del Club y acabes en su casa bebiendo ron (poquito, lo juro) y cantando "Rata de dos patas" y haciendo concursos de deletreo y preguntas de lógica capciosa. Este tipo de entretenimiento no es apto para personas con altos grados de tolerancia al alcohol, o que carezcan del sentido del humor o que, por extrañas razones de la vida, no sepan quién es Paquita la del Barrio y por ende no se sepan la letra de esa oda al orgullo femenino (me refiero a la canción, no a Paquita).
Y puede suceder también que termines en tu casa, frente a tu computadora, luchando contra las lagrimas provocadas por la mínima cantidad de ron que tienes adentro, por la triste realidad de ver que nadie comenta tu blog (no tengo ni perro que me ladre...) y por la canción "Jueves" de la Oreja de Van Gogh que juraste no volver a escuchar porque tiene el extraño poder de hacerte pensar en ahorcarte con spaguettis o cortarte con galletitas de animalitos de tanta pena que te da.