domingo, 5 de diciembre de 2010

Pavo y arbolito

Armar el arbolito de Navidad en cuanto diciembre se asoma en el calendario es una alegre y normal tradición en casa, es más, es raro que lo hayamos armado ya tan avanzado el mes (considerando que sólo estamos a 5, imagínense como es la manía navideña por estos lares).
Así que cuando mi mamá me dijo que me apurara a volver del almuerzo en casa de mi sufrido novio para armar el árbol en familia, no fue una gran sorpresa. Lo que sí es extraño a estas alturas es COMER PAVO! Muy rico, por cierto, pero realmente un poco adelantado.
Este mes, al parecer, me la pasaré comiendo pavo: hoy fue sólo un adelanto, todavía esperan los pavos de la Fiesta de Navidad del Club (el 18) y el pavo de Navidad (el 25). A eso súmenle la pierna de cerdo que hace mi mamá para Año Nuevo, las roscas navideñas, las galletas de jengibre, el chocolate de Nochebuena y tendremos una Meli convertida en vaca a fin de mes.
La pregunta del millón es: ¿Realmente vale la pena comerse toda esa comida, rica y deliciosa, sabiendo que a fin de mes estará para siempre instalada en forma de grasa ocultando mi atlética figura? Es la opinión de esta bloguera que sí, vale la pena. ¿Ustedes qué creen?

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