viernes, 3 de diciembre de 2010

Salidas imprevistas


Nada como una salida no muy planeada para levantar mis ánimos, recientemente caídos, y despejar mi ira, excesivamente acumulada. El Trío Dinámico (a estas alturas ya parecemos eso) compuesto por mi sufrido novio, el buen sobrino César y esta sencilla bloguera, decidió despejar ánimos ayer por el sencillo método de ir a jugar videojuegos.
Ya que llegamos temprano al antro del vicio, nos pusimos a jugar Starcraft II, que hace rato que no jugamos. Lógicamente, me mataron, pero de última porque primero se mataron entre ellos. Fue divertido, pero al parecer necesito nuevamente esas clases de 15 minutos del amigo Damián sobre "Cómo montar una buena defensa, fregar a los demás y vivir para contarlo". Son muy útiles.
Y, cerrando la noche a una hora decente y temprana, terminamos de ver "Metroid other M - The Movie". Miren hasta qué punto han avanzado los videojuegos que ahora vienen con su propia película incluída. EL argumento era interesante, a qué, y supongo que si lo juegas tienes más tiempo para andar craneando en todas los posibles sospechosos del misterio que nos ocupa. Aún así aprendí algunas valiosas lecciones, por ejemplo:
1. No importa que tan tierno se vea algo al principio, lo mejor será darle un tiro de entrada por seguridad (sí, pollonejo, te tengo fichado).
2. Derivada de la anterior y aplicable en personas. No importa cuán indefensa se vea alguien al principio, dale un tiro de entrada. Las moscas muertas son las peores en los videojuegos.

Samus Aran, a la que sólo conocía de verla en Super Smash Brawl, es un personaje definitivamente muy interesante. Era una nena berrinchuda, y todavía le queda algo de eso, y debajo de esa armadura tan mona y ese cañón de plasma tiene un corazón de pollo. Aún así, es alguien de quién el Príncipe de Persia podría sentirse orgulloso, por todas esas acrobacias y ataques a mounstruos feos.



No hay comentarios: