lunes, 14 de febrero de 2011

Entre otras cosas

Tanto sufrir y llorar sobre la poción derramada (o sobre la laptop arruinada) me olvidé contar muchas cosas que había pensado. Por ejemplo: hoy ha vuelto a llover. Tuvimos dos días soleados, a al menos, menos húmedos que los anteriores pero esta mañana estaba lloviendo de nuevo. Si no fuera porque sé que después nos quejaremos de la sequía y demás desgracias, yo también ya estaría protestando por esta "sobreabundancia" de agua. Pero, en vista y considerando que tuvimos una sequís terrible los últimos meses, que muchas cosechas se perdieron y demás, pues prefiero estarme calladita cuando se caiga el cielo.
Consecuencia de tanto frío y humedad, mi resfrío crónico se puso peor y está digievolucionando a resfrío con todas las de la ley, con todos los habituales síntomas: moqueo, ronquera, estornudos, cansancio, más ronquera y mucha más ronquera. Lógicamente, la ronquera es lo que más me molesta porque me cae en el momento menos oportuno, ¡Tengo Requiems que cantar, por las tangas de Merlín!
Y hablando de Requiems, el primer ensayo del de Mozart fue...como decirlo? Trágico, esa es la palabra, en especial por las sopranos. Dos estábamos resfriadas (y creo que empeñarme en cantar no fue la mejor solución), otra estaba como dos tonos más abajo, la otra glisaba todas las notas y sonaba todo sumamente arrastrado. No que los demás fueran unos genios, pero definitivamente estaban algo mejor que nosotras. Mi autoestima se fue al cuerno, y más cuando al llegar a casa me di cuenta de que me subía medio tono antes de acaba de cantar 10 compases. Terrible. Y por si fuera poco, ni siquiera me subía bien, mis notas altas sonaban a gato apretado.
Para el miércoles, tengo que acabar de sacar el Introitus, eso, claro, si mi garganta decide colaborar con la misión, porque a este paso...

Mi Paquita sigue sin funcionar, mi sufrido novio trató de usar un programa para recuperar datos (Ubuntu, si no estoy mal) pero el disco ni siquiera aparece. La vida apesta.

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