jueves, 17 de febrero de 2011

Volviendo a lo bizarro

¿Cuál es la última cosa rara que hacemos mi sufrido novio y yo en nuestro aniversario? Fácil: Ir a donar sangre. Con el miedo que les tengo a las agujas, no sé cómo acabé ahí, pero alguien tenía que acompañar a mi hermana Lili (que sí fue voluntariamente). Éramos 6 en total, todos amigos del Club...y todos tejones, quién lo diría.
El caso fue que, después de esperar mucho, mucho rato, y en día de paro (que implicaba que todos tendrían que volver a sus casas caminando bajo un sol de plomo), resultó que ni mi hermana ni yo podíamos donar sangre: jamás me había alegrado tanto de que me encuentren un problema de salud como la presión baja. Entre otras cosas, eso explica por qué me siento muy adormilada la mayor parte del tiempo, pero supongamos que también ser reduce a mi increíble capacidad para dormir de día y estar despierta de noche.
Y rematemos el día (porque me dormí toda la tarde, así que no hay nada que contar...además que por el paro suspendieron el ensayo) con secar una vajilla completa para 12 personas (12 paneros, 12 platillos, 12 platillos de café, 12 platos de ensalada, 12 platos planos, 12 platos hondos, 12 tazas de té, 12 tazas de café, 2 soperas, 1 tetera, 4 fuentes, 2 azucareros, 1 salsera y 1 lechera) de porcelana alemana. Mucho plato.

No hay comentarios: