miércoles, 16 de febrero de 2011

Soluciones a lo bestia

EL Requiem de Mozart me trae muy nerviosa, a qué negarlo. Casi no hay una hora del día en que no esté estudiando la partitura, o solfeando, o sacando la rítmica, o escuchándola, o simplemente tarareándola, en pocas, que estoy a un paso de estar completamente obsesionada con mi desempeño en ese grupo. Por otra parte, en el Requiem de Verdi estoy muy tranquila, tal vez sea porque conozco a la mayoría de cuando estuvimos en la 9° Sinfonía, pero de veras que en ese grupo no me siento presionada a ser una maravilla del canto (que no soy). Lastimosamente, el resfrío en evolución que me traigo no me permite ser ni siquiera medianamente buena, así que tuve que tomar el remedio ultimate contra todo mal de garganta: limón, propóleo, agua casi hirviendo.
Resultado: estuve re-tranquila y cantando muy bien hasta que, claro, burra de mí, cometí el craso error de respirar por la boca...y hasta ahí llegó mi garganta caliente. De todas formas, no fue tan grave, tosí un poco y no perdí el hilo, así que el remedio a lo bestia (y no muy agradable de beber) resultó ser efectivo.
Y hablando de soluciones a la bestia, una amiga de mi sufrido novio le comentó una posible solución para recuperar mis datos de mi disco suicidado: desarmarlo, poner partes en un disco que sí funcione y...esperar a que funcione para salvar la información. Creo que en última instancia, es la única solución que me queda, lógicamente tendré que comprarme un disco duro nuevo y eso, pero eso era de esperarse (en especial después de oír como la cosa pitaba y traqueteaba...escalofriante!).
Iba a comentar, aparte, sobre un comic muy bueno que leí (porque de "comic"o no tenía nada) ayer (lunes), pero eso merece una entrada aparte...y más concentración.

No hay comentarios: