jueves, 23 de junio de 2011

Algo de cerebración profunda

¿No les pasa que, de un momento al otro y sin razón aparente, se ponen en plan meditativo tirando a depresivo? ¿No? Bueno, supongamos que es una (más) de mis locuras. Hoy es Víspera de San Juan, la tradicional noche para quemar y hacer idioteces para fregar (más) el medio ambiente. A pesar de la prohibición de usar fuegos artificiales y quemar, ya escucho los cohetes...y mi pobre perrito (que sigue en recuperación en mi casa, por cierto) ya está medio histérico, tuve que encerrarlo en el baño. Esta es una de las noches en las que más odio a la gente (porque yo no soy gente).
Pero eso no me puso en plan meditativo/depresivo (aunque podría ser un motivo más que decente). Como digo, no sé la causa, sólo sé que me puse a pensar en algo y, como dicen en mi colmena, una cosa lleva a la otra. Después de una breve "discusión" con mi hermana (nada mejor para hacer mi monótona vida algo más animada), me senté en mi cuarto con mi laptop (bendito sea el wi-fi, que ahora me permite pasar más tiempo vegetando en mi madriguera), abrí el blog, abrí el face, abrí el twitter (sí, ya tengo twitter...y resultó ser muy divertido) y el primer pensamiento que me vino a la cabeza fue: Me siento tan libre cuando escribo...
Así, sin razón aparente. Escribir sobre cualquier burrada (no necesito una buena razón para hacerlo, en realidad) me hace feliz. Tal vez por eso actualizo tanto mi blog...con tantas burradas. Todos saben que mi vida no es ni siquiera medianamente entretenida, no pasa nada (con excepción de las periódicas discusiones con mis padres acerca de mi estado de vaga con oficio y sin beneficio), pero aún así siempre estoy a la caza de cualquier cosa, cualquier mínimo suceso sobre lo que sería interesante escribir (incluso si, evidentemente, a nadie le interesa). Puedo ser honesta acá (o casi)...y supongo que la sensación de que hago algo, aunque sea escribir en un blog que nadie lee, me ayuda a mantenerme cuerda (o casi). Y supongo, también, que por eso encontré tan entretenido el Twitter: me permite publicar las pequeñas burradas sobre las que no puedo escribir acá porque, justamente, son muy chiquitas como para merecer una entrada completa.
De ahí, mi línea de pensamiento a todas las otras cosas que me gusta hacer. Música, es lógicamente, la principal. No importa que tan desastroso y malo haya sido mi día, siempre que voy al ensayo acabo sonriendo a todos y poniéndome de buen humor, incluso sabiendo que, tal vez, me espere una guerra en casa. Ni siquiera es importante el hecho de que no sea tan buena o talentosa como otros de los integrantes (al menos, trato de controlar la envidia y eso), o que me desafine más que los demás, o que ya no pueda ni siquiera pueda leer una partitura (de voz de piano, da igual) a primera vista, como algunos. Simplemente, me hace feliz.
¿Qué otra cosa me hace feliz? Dibujar me hace feliz, al menos cuando lo intento, y si sale algo decente, mejor que mejor. La verdad es que soy un desastre, no vale la pena negarlo. Da igual.
¿No es, acaso, terrible no ser buena en nada y de todas formas hacer de todo? Lo que me falta es constancia...y ese es un mal de familia, para qué negarlo.

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