sábado, 18 de junio de 2011

Del asco

Muy mal día, definitvamente. Lo único bueno fue que mi Casa ganara en la actividad de hoy, aparte de eso, todo fue un desastre...al menos, todo lo importante. El ensayo de hoy fue trágico, por decir lo menos, el pobre director se quería rasgar las vestiduras al final y uno de los chicos tuvo que echarnos un sermón como a críos. De todas formas, he de admitir que tenía toda la razón del mundo: estamos a unos días de nuestro concierto de pruebita y hoy todo salió mal. Ni estar con las últimas hilachas de la enfermedad es un justificativo válido.
Pero lo peor de todo no fue eso, fue que mi perro, MI perro, mi hijito Rulito se perdió. Los inquilinos nuevos se mudaron hoy a la casa, dejaron la puerta abierta, mi hermana ey mi papá estaban ahí, el perro se salió y...no volvió. Todos esperaban que regresara en un ratito, siempre regresa, pero no aparece ahora. Es muy viejito, aunque le sobre energía ya no ve bien, no escucha bien y hasta el olfato le está fallando. Estoy tratando de confiar en su sentido de la orientación, pero no tengo muchas esperanzas.
Estoy asustada, mucho más que cuando se perdió el perro de mi hermana porque éste es mi bebé. Juro que si aparece le cortaré el pelo, lo bañaré, lo dejaré bonito, bañaré al otro perro, y después lo abrazaré una hora y le compensaré todas las veces que tuve que empujarlo para que me dejara darle su comida, pero necesito que aparezca. Es un viejito, ni siquiera pelea bien (nunca ha sido muy bueno en eso, siempre lo pegaban), además que hoy no almorzó y no creo que nadie le dé comida.
Le deberé otra enorme a San Roque si mi perro aparece, sería la segunda vez en el año que me hace un milagro.

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