sábado, 24 de octubre de 2009

Fin...o algo así

No de este blog (y siguen creyendo que se librarán así no más de mí...), si no de mi "trabajo" (entre comillas porque la verdad...bueh, ahí lo dejaremos). Exactamente 2 semanas y 2 días, todo un récord! (hasta para eso me paso de original!).
Podría decirse que me rendí, que me di por vencida muy fácilmente, que soy una cobarde y un fracaso y muchas cosas más. Ayer y buena parte de hoy me sentí así, horriblemente mal por todo, pero el momento de la verdad (de la true de la true, como dicen en mi colmena) lo primero que sentí fue...alivio.
Y después, para consolarnos mutuamente, nos sentamos a continuar nuestra campaña de Calabozos y Dragones en la que, como buena bardo inútil, mi gran colaboración en la batalla contra los zombies del cementerio fue cantar para "infundirles valor" a mis compañeros de aventuras (dice mi sufrido novio que mi habilidad es patética, pero a mí me gusta!). Y después de eso, el master hizo que me dieran náuseas entrando a una cripta y vomité toda mi cerveza enana (una rareza, cortesía de Gordus, el dueño de "El Gordo Feliz", la taberna del pueblo de Daga Azul), y después de bajar sopotocientas gradas, nos encontramos con nada más y nada menos que...ropa asesina! (había una explicación lógica, algo de la ropa de muertos asesinados brutalmente y que resultaban ser muy agresivos y eso). El montón de tela agarró a mangazos al Comandante (que no me acuerdo su nombre) y tuvimos que sacarlo inconsciente de ahí para tratar de curarlo mientras nuestro buen gnomo Gid (el resto del nombre es demasiado largo, aprendí que no hay que preguntarle su nombre a un gnomo) rostizaba a la ropa con sus manos ardientes (esa habilidad provocó un ataque de risa masivo entre las chicas del Club, pero considerando que nos salvó el pellejo, no pude reírme ese rato). Avancé a Nivel 1 y...tuvimos que quedarnos ahí, una lástima.
Se ve como ando deprimida y angustiada y eso? No? La verdad es que...no, no estoy ni deprimida ni angustiada ni nada. Soy un caso muy extraño y tengo mis prioridades al revés.

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