jueves, 29 de octubre de 2009

Traje de Halloween para Principiantes

El humor y el cuerpo me dan ahorita para escribir otra entrada deprimente de como mi vida es un asco y cosas así, pero quería contar otra cosa que puede resultar bastante ilustrativa.
Toda esta semana he estado toda contuberniada por...mi disfraz de Halloween (oh! cuán profundas son mis reflexiones!). Quería ir de algo así como "princesa elfa" pero como que me falta un buen vestido (y no pienso usar mi vestido lila "sexy" porque ese es para Navidad) y ya estaba por rendirme cuando mi buena amiga Marce mencionó un arco hecho de una rama y flechas de periódico. Ahí fue que el ratoncito en mi cabeza llegó al queso y se me ocurrió ir de Elfa Cazadora.
En mi intensa búsqueda de un prototipo de lo que me pondría, me encontré con que al parecer la última moda entre las Elfas es ir con ropa muy escasa y muy poco práctica para cazar nada que no sea un resfriado, un pervertido o una gran rama que se enredará en alguno de los flecos que les cuelgan. Eso me llevó a pensar en que tendría que inventarme mi propia ropa o acabaría muy mal la cosa.
No les diré como pienso hacerme las orejitas picudas típicas de una elfo porque aún no sé como (tengo muchas ideas, a cual más loca), pero sí sé como hacer una de esa especie de diademas tan monas que parecen ser la moda (entre los Elfos, claro. Los humanos son un poquitín aburridos). Ya que no todos somos soldadores ni nada que se le parezca, ideamos una forma de hacer algo medianamente resistente y de aspecto bastante pasable.
Todo es cuestión de buscarse un diseño decente (es implica horas y horas y horas y horas y horas...muchas horas, de intensa búsqueda, investigación, babeo y dibujo frente a la computadora), tomar un montón de veces la medida de su cabeza y compararla son su dibujo hecho a ojo de buen cubero (y así uno se entera de que los cuberos también hacen diseños de coronas) y pasarlo a un papel. Coloque sus diseño, apropiadamente calcado y acomodado en un círculo, alrededor de un pelota del tamaño de su cabeza (eso es muy divertido, una realmente se sorprende de lo chiquita que puede ser su cabeza), y con su genial pulso de maraquero proceda a colocar pititas (cordones, watos, cuerdita, lo que quieran decirle) sobre las líneas de su diseño y péguelas con montones de carpicolas.
Paso intermedio: sáquese los restitos de carpicola de los dedos.
Cuando la pitita esté bien pegada en su sitio, consígase papel de cocina, o higiénico o pañuelos desechables (mientras sea papel delgadito, perfecto), la mezcla super mágica que todos los maniáticos de Art Attack conocemos (una parte de carpicola superpoderosa por una de agua) y un buen pincel. Pegue una capa de papel sobre las pitita. Deje secar.
Paso intermedio: sáquese otra vez los restos de carpicola de los dedos.
Cuando la primera capa esté seca (si no tiene paciencia, use una secadora o póngala bajo el ardiente sol), póngale otra capa de papel encima y vuelva a dejar secar.
Paso intermedio: sáquense...bueno, eso.
Póngale las capas que quiera, al menos hasta que le parezca que está bonita y gordita...o al menos que no parezca que se va a desmoronar en cuanto se la ponga en la cabeza. Córte su corona con cuidado, píntela con...lo que encuentre básicamente. Póngasela en al cabeza y avíseme si le queda bien, no se desarma u otras reacciones desfavorables.

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