viernes, 6 de noviembre de 2009

La vida puede ser tan cruel

Las cosas que me pasan a mí no son tan crueles, incluso son ridículas comparadas con los problemones que tienen otras personas que conozco (y algunos son bien feos, en serio), pero igual me ponen de mal humor...o me hacen dar un ataque de risa sobre la vida y sus sarcasmos.
Mi sufrido novio me regala un juego completo de dados (los de la izquierda) de para jugar rol por mi cumpleaños, y me dice "espero que los uses pronto!". Yo, dichosa y feliz, podía haberme sentado a jugar rol ahí mismo si no fuera porque mis compañeros de misión (que son todos unos traidores de porquería que me meten en todos los líos) no estaban.
Latimosamente, se le ocurrió llamarme justo el miércoles, día del concierto, y yo estaba tan histérica y sin tiempo, por añadidura, que ni modo, tuve que quedarme con las ganas. Un rato de esos, estaba cerca (a unas 6 cuadras) del antro de perdición conocido como Tienda en que todos los viciosos nos reunimos, y mi Meli interior empezó a decirme cosas como "Dale, te quedas hasta las 5:45 ahí y después rajas a tu casa en taxi, te arreglas como una bala y no pasa nada". Realmente tentador! Pero al final me fui a mi casa no más (maldita sea mi conciencia y su estúpido sentido de responsabilidad...).
Hoy tenía todas las ganas de ir a jugar. Así que llamé a uno de mis compañeros de expedición conocido cmo Gid, el gnomo fastidioso, encarnado por mi amigo Jas (que me debe una buena que pienso cobrarme), para averiguar si hoy había campaña o nada (estamos en nivel 154° del infierno...y como que hay 153 niveles más arriba antes de salir). Y...no había campaña porque nuestro Master está enfermo (a la hora que se le ocurre enfermarse...Mejórate de un vez!).
Así que, sigo sin estrenar mis dados para que cumplan la noble misión para que la que fueron hechos. Seguirán sirviendo para armar torrecitas no más, lástima.

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