miércoles, 27 de enero de 2010

De regreso a la querida normalidad

Sí, señoras y señores, al fin todo volvió a su cause normal y a ser como debe ser. Mis papás y hermanas regresaron su viaje de vacaciones con un apéndice menos (de veras) y yo soy libre una vez más de irme al coro sin tener que devanarme los sesos sobre a quién le suplico que se quede con mi abuelita.
Estos últimos tres días no ha dejado de llover y como que ya me tiene algo harta. Sí, sé que es bueno que llueva porque así se riega la tierra y las plantitas crecen, no se echan a perder las cosechas y la capa de contaminación se limpia un poco, pero tres días de lluvia es más de lo que puedo soportar sin enloquecer. Estoy en un punto en el que temo que me empiece a salir moho de tanta humedad que hay en el ambiente.
Pero lluvia o no lluvia pienso recuperar mi vida donde la dejé (qué dramática, verdad? pero es una frase muy buena). Eso implica que saldré al cine y al Club, y espero que tomar un café con la buena Nath que regresó por un mesesito.
Lo único malo es que, a pesar de ciertas cosas, ya me estaba acostumbrado a ser mi dueña y señora y a hacer (dentro de mi casa) lo que se me pegaba la gana (como trasnocharme sin que nadie me diga nada). Ahora tendré que volver a las reglas y buenas costumbres, una lástima.
Como dicen, no hay dicha perfecta.

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