jueves, 9 de septiembre de 2010

Dios, llévame...! o mejor: llévatelos!

Hay días en que me encantaría cometer genocidio...o al menos, varios asesinatos. Las víctimas de hoy podrían ser las autoridades de la UNITEPC, el director de mi coro y mi sufrido novio (aunque él ya fue indultado).
Díganme dramática (público: dramática!) pero, realmente, me descompaginan la vida. Sí, trato de tener las cosas planeadas, así la vida no me agarra en curva, y en especial cuando resulta que varias personas, como mi familia, dependen de mi. Por eso me molesta, y mucho, que primero digan una cosa, luego otra, después otra completamente distinta y esperen que una, que hizo sus planes con tiempo, salte inmediatamente para darles el gusto. Algunos tenemos una vida más allá de las actividades a las que nos dediquemos, ¿saben? Y sí, ya que estamos en plan de ponernos sinceras, no me parece que las sopranos dependan de si yo estoy o no estoy, sea en los ensayos o en una presentación tan a las locas como ésta: la idea de un coro es que pueda funcionar más allá de si falta un miembro, de que todos hayan trabajado a la par para estar al nivel exigido.
Bueh...ya renegué todo el día y por demás (tanto que me ardió el estómago), así que ahora trataré de relajarme...y afinar mis planes para mis asesinatos en masa.

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