miércoles, 29 de septiembre de 2010

Justificaciones

Hoy, martes, mi hermana me llamó a eso de las 10:00 p.m. diciéndome que estaba mal, pero mal de ebria (sí, en martes) y que fuera volando a mi casa porque tenía que recibirla en la puerta. Yo, opa como siempre y en contra de cualquier consejo vengativo/justiciero de mi sufrido novio y del sobrino César, volví a casa lo más pronto posible.
No llegué a tiempo, y tal vez fuera mejor que no lo hiciera para evitarme más disgusto y no tener que gritarle por ser tan imbécil. Hay varias cosas que me molestan de esa situación, además, claro, del hecho de que mi hermana fuera tan estúpida e irresponsable como para emborracharse en martes.
La primera es la que ya dije: soy una opa y voy corriendo en cuanto me llaman porque me siento en parte responsable de mis hermanas y sus idioteces. No importa que yo esté muy tranquila con mis amigos, feliz por haber pasado una tarde tranquila en medio de una semana tan descomunalmente mala. Tampoco importa que, ayer, esa misma hermana a la que yo corría a tratar de ayudar (por mucho putazo que quisiera pegarle) me hubiera vendido tan tranquilamente con mis padres, aumentando la cosa a niveles que no fueron y provocando que me vinieran a la hora del almuerzo con un intento de sermón sobre el respeto (no creo que ellos sean los indicados para hablarme de eso, y menos sobre respeto a mi abuelita a la que ellos gritan más que yo), claro, no me hablan más que en ese tonito de sargento, o en el otro de mártir, pero si se trata de sermonear se ponen las botas y las palabras dirigidas a mí fluyen. Sencillamente, Meli es lo bastante tonta como para ir corriendo en el mejor plan de mamá gallina.
La otra parte es que, si hubiera llegado a tiempo, parte del putazo me hubiera caído a mí por "encubridora". Como no lo hice, ella simplemente se subió a dormir como si ni hubiera pasado nada...y no pasará nada. Nadie dirá nada de nada sobre lo ocurrido. No sé si mis padres no se dieron cuenta realmente o simplemente tratarán de ignorar el asunto, el punto es que ella saldrá limpia de toda culpa (y de todo castigo).
Y, finalmente, lo más simpática: llega mi otra hermana y yo, la opa moralista, estoy molesta por todas las razones anteriores, y la nena me sale con "Te estás portando como vieja, esas son anécdotas, nada más..." y sale la hermosa charla de las estupideces que hacen por o para emborracharse.
Díganme vieja, anticuada o lo que sea, pero si hay algo que me parece patético en la vida es beber como imbécil "porque es divertido", y quedar en estados francamente patéticos. ¿Cuál es la idea de hacer estupideces estando tan ebrio que ni siquiera sabes qué te llamas? ¿Cuál es el punto de beber tanto que acabas vomitando donde sea o terminar siendo arrastrado por algún amigo o pariente?
Me molesta que se rían, lo tomen a la ligera y encima se justifiquen, se jacten de ser "matreras", de aguantar más que los demás, de beber cualquier cosa cuasi tóxica y argumentar que era "poque no había dinero".
"¿En qué momento envejeciste?"- me pregunto mi otra hermana (la que se tomaba casi con humor todo este episodio). Pues te diré, hermanita querida, que envejecí en el momento en el que ustedes se negaron madurar.

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