miércoles, 15 de septiembre de 2010

No soy aliado de nadie!


¿Por qué la súbita declaración de guerra? se preguntarán. Creo que después de una partida de una juego que no has jugado en tu vida y en la que los otros tres jugadores estaban más que enfrascados en apuñalarse por la espalda alegremente, es una reacción por demás lógica.
Después de dos masacres ya no de abusivas en Starcraft, decidimos con mi sufrido novio, mi sobrino César y el buen Rain (todo un estratega del mal) echarle una partida de Warcraft. Llevo años escuchando del juego pero nunca intenté jugarlo (básicamente, porque la vez que tratamos de ponerlo en mi compu, no funcionó, pero eso es otro cuento). Lógicamente, estaba perdida como sordo en balacera, aunque las instrucciones de los chicos me ayudaron...algo. Creo que hacer arqueras sin parar y mandar al héroe en misiones suicidas a lo bestia no es la mejor estrategia.
Aprendí algunas cosas, por ejemplo: ¡No creas nada de lo que Rain te dice (sin ofender, Rain)! o ¡No puedes confiar en nadie, ni en tu novio (no creas que me olvidaré que mataste a mi Árbol de la Eternidad sólo por fregar)! y ¡Ese Panda es un psicópata! La siguiente...iré igual a lo bestia, pero con más quimeras (mauajajaja) y, juro que no te atacaré Rain...a no ser que me ataques, claro.

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