martes, 26 de julio de 2011

Aburrimiento mortal

Sabía que había una buena razón para no querer trabajar nunca de los nuncas en una oficina, lo sentía en los huesos y me conozco a mí misma más de lo que la mayoría cree. La razón es absurdamente sencilla: no puedo estar en un lugar en que el trabajo no exige nada, NADA de imaginació, nada de música, nada de libros (hay lectura, pero es tan extraña...) y nada de colores.
Además, estos dos días en la oficina me han hecho recordar una de las razones por las que no quise estudiar Derecho: Es aburrido, tedioso a más no poder, y se me debe estar pegando porque no encontré más que dos sinónimos para decir algo.
Tengo la mano izquierda medio acalambrada de tanto llenar el tal libro de protocolos de poderes o lo que sean, y probablemente tenga pesadillas con el tal Anko Arthur Stilma, gerente de SICIREC BOLIVIA, porque va el menso y saca como 1o poderes seguidos para lo mismo. Hay gente burra...
No espero que mañana me den algo más interesante que hacer, porque ¿qué podría hacer en una notaría una comunicadora? Si hasta la otra chica que es estudiante de Derecho está perdida como sordo en balacera, yo más. Quiero hacer otra cosa, quiero otro trabajo.

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