martes, 5 de julio de 2011

Desesperación

Así estoy: desesperada. Estos últimos días he vuelto de mis excursiones a buscar a mi perrito tratando de contener las lágrimas (y fallando muy a menudo). Persigo a todo perro blanco que veo, me sobresalto con todos los ladridos, espero encontrarlo en cada esquina que volteo a ver y, a la vez, temo encontrarlo muerto en cada esquina que volteo a ver.
Ayer nos tocó ver a un perrito atropellado, botado en la jardinera de la avenida que está cerca de la casa. Fue espantoso, no hallo otra palabra para describirlo, en especial si pienso que tal vez mi Cachito corrió la misma suerte.
Ya no sé por donde buscar, y mi sufrido novio insiste en que caminando todos los días casi sin rumbo, no voy a lograr nada que no sea martirizarme. Pero ¿qué se supone que deba hacer? ¿Sentarme a esperar a que aparezca por sí mismo? Sospecho que ya lo hubiera hecho a estas alturas del baile.
Sigo teniendo pesadillas, y sigo soñando con que me está esperando bajo una calamina. Eso me ha convertido en una obsesiva busca-construcciones. Me basta ver un montón de escombros para airme directito a ver si por ahí está mi perro.
Lo único que ha mejorado es que ya no hace tanto frío, aunque a mí me siguen doliendo los huesos, clara señal de que aún el frío es el necesario para torturarme.

No hay comentarios: