martes, 22 de marzo de 2011

Cuentos de hadas


¿Se han dado cuenta que hace mucho que no reseño libros? Pasa que no encuentro nada que sea muy interesante últimamente, se me hace que la literatura moderna se ha ido un poco la cuerno. El caso es que, hace unos días, me encontré un librito en mi página habitual de descarga sobre Mandela y el partido final de la Copa del Mundo de Rugby de 1995.
El año pasado, más o menos por estas fechas, fuimos con mi sufrido novio al cine a ver "Invictus", una película que trataba exactamente de lo mismo. Ahora, comparando con el libro, es obvio que se tomó algunas licencias para hacer más interesante el asunto, pero en lo demás es absolutamente cierta, incluso en lo que se decían al final Mandela y Pienaar (el capitán de los Springboks).
Pero "El factor Humano" retrocede más de 10 años a la Copa del Mundo, a los sucesos que llevaron a Mandela de la cárcel a la presidencia, de fundador del brazo armado de su partido, el Congreso Nacional Africano (CNA), al espíritu de perdón e inclusión que mostró desde su liberación. Tenía, como toda su gente, más motivos que nadie para devolver golpe por golpe, lex talionis y eso, pero eligió ganarse a los blancos que habían sido sus enemigos y que lo odiaban.
Tal vez no se entienda mucho eso en la epli, pero Mandela además de ser muy carismático, era un político definitivamente hábil, y sabía perfectamente lo que el rugby significaba para los blancos de Sudáfrica: una especie de mezcla rara entre identidad y casi religión. El detalle es que, hasta poco antes de la llegada de Mandela a la presidencia, las facciones negras del país habían estado saboteando sistemáticamente cualquier partido de los Boks afuera a base de mostrarlo como un símbolo más del apartheid. Ofrecerles la Copa del Mundo para jugarse en Sudáfrica y lograr que todo el país, sin importar su clasifación racial, apoyara al equipo fue algo que sólo Mandela podría haber logrado.
El libro no es para nada largo, para nada aburrido y está narrado de forma que parece que todas las historias se entrelazan alrededor de Mandela, como en realidad pasó. Lo que sucedió en Sudáfrica parece casi un cuento de hadas: podría haberse desatado un baño de sangre (como estuvo a punto de hacerlo, de hecho), podrían haberse separado en mini países si no hubiera sido porque alguien estuvo dispuesto a perdonar todo y dar ejemplo de ello.

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