viernes, 28 de agosto de 2009

Felix Félicis

Parece que hoy me hubiera tomado una botellota de suerte líquida, Félix Felicis. Es que todo fue tan bien, tan maravillosamente bien que es hasta sospechoso (¿qué quieren que piense? no suelo tener días así!).
Empezó ayer por la noche de hecho, aunque como era de madrugada ya cuenta como hoy, verdad? Bueno, por la madrugada gané dos Profecías seguidas! DOS! Es la primera vez que me pasa, y la primera de esas Profecías la atrapé con una ventaja impresionante sobre los demás. Supongo que eso debió ser una señal y debí darme cuenta de que todo estaría bien, pero no soy de las que cree en señales y cosas así.
Esta mañana, temprano, cuando desperté para ir a hacer despertar a mi hermana para que vaya al colegio, me encontré con que mis papás ya habían regresado de su viajecito y mi hermana ya estaba despierta y yo podía regresar a mi hermosa y calentita cuna. Claro que no pude quedarme mucho más rato, porque al rato vino el señor encuadernador con los libros de vuelta. Dejó mi "Señor de los Anillos" genial, con tapas duras azules y todas las hojas pegadas al lomo ¡maravilla de maravillas! (el pobre andaba hoja por hoja por ahí).
Después de un buen desayuno y un baño relajante (que no sirvió de mucho porque las nervios ya empezaban a comerme por dentro) estuve releyendo mi librito (o librote) recién encuadernado. Ya en la tarde, y después de media hora de lloriqueo medio histérico al teléfono con mi sufrido novio (yo era la que lloriqueaba, él no) me alisté, imprimí mi currículum (a las carreras) y salí (a las carreras también) a la dichosa entrevista de trabajo.
En honor a la verdad, hay que decir que no es que todo haya sido perfecto-perfecto, porque si lo hubiera sido no me habría quedado como 10 minutos completamente desubicada y esperando a mi amigo Jas, que resulta que se había confundido de calles al darme la dirección. La entrevista fue bastante bien (espero), supongo que porque me sentía más relajada con un amigo que con alguien completamente desconocido y no temblé ni dije pavadas, lo cual es decididamente una gran mejora si se la compara con mis entrevistas anteriores.
Otra verdad que debe ser dicha es que tengo mis prioridades al revés. Fui a la entrevista casi esperando arruinarla y eso, pero cuando llegó Nathy para ensayar antes de irnos a la audición entré en verdadero pánico: se me cerró la garganta y estuve desafinando como un bellaco su buena media hora, y después de eso no podía leer la partitura! Otra media hora ahí enredándome y recién nos fuimos a la audición.
Y como en toda aventura que se respete nos pasó lo impensable: se paró el auto y no arrancó más. Ahora ya sabemos que fue por falta de gasolina, pero ese rato no teníamos ni re pinche idea. Así que dejamos el auto ahí y nos fuimos en taxi. Me salto la parte de la audición (no más les digo que me puse a toser en plena escala :P pero al director le gustó mi afinación! eso es bueno, verdad?) y dejémoslo en que volví a mi amadísimo puesto de soprano y no me degradaron a contralto, el director hasta dijo que nos animemos a sacar las partituras para el octeto! eso es muy bueno!
Estoy feliz (como lombriz, aunque no sé si de verdad las lombrices son muy felices...le preguntaré a la siguiente que vea). En este momento no tengo nada que pedirle a la vida (bueno, la verdad sí).

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