Austen cayó en mi garras!

Los días que voy al ortodoncista no suelen ser buenos. Seamos realistas, que alguien te ponga cada vez más fierros en la boca y te deje adolorida para el resto de la semana, no es precisamente lo mejor que te puede pasar, verdad? Sí, ya sé que en un año estaré muy feliz con mi sonrisa Pepsodent, pero en este momento no soy precisamente la criatura más dichosa del planeta.
A lo que me iba, hoy fue la excepción a la regla. Ni bien salí del ortodoncista, me encontré a mi mamá en la esquina (fue una absoluta coincidencia), que ¡oh, felicidad! estaba en plan de ir a comprar un libro que se había antojado. Ni corta ni perezosa, me sumé a la expedición y ya en la librería mi mamá se fue directriz a agarrar el libro que quería, uno de Noah Gordon, "El diamante de Jerusalén", si mal no recuerdo, y yo estaba ahí, enloqueciendo de emoción frente a las estanterías, cuando vi "Orgullo y Prejuicio".
Salté al estante, casi gritando de alegría (casi, no grité, pero fui lo bastante ruidosa como para que la señora de la librería se riera y mi mamá me comprara el libro, muajaja) y...pues, tengo el libro!
Ya he leído la historia antes (es que hace unos meses me dio tal mono con Jane Austen, que me descargué "Orgullo y Prejuicio" y después me pasé dos tardes leyendo eso en lugar de trabajar en mis piezas), pero no es lo mismo tenerlo en la mano y pasar las hojas, sentir el olor a tinta fresca y papel nuevo que leer de una pantalla.
Lo único que no me acaba de convencer de mi libro nuevo es que alguien tuvo la genial idea de ponerle la portada con imágenes de la película! Sí, mi libro tiene de portada la imagen que está ahí arriba! Se me hace un tantito incoherente, pero supongo que el marketing es el marketing...
En fin, libro es libro, y yo ya estoy metida (por tercera vez, si mis cuentas no están mal) en los dramas de pasiones de Elizabeth Bennet y el Sr. Darcy (supongo que, por tercera vez, me enamoraré de él...con el debido respeto a mi sufrido novio, juas).