Memorias de un paseo...

Ayer estaba hecha talco, y en la tarde estaba más entusiasmada con el piano (al fin imprimí unas partituras que me bajé hace como un mes) y no estaba como para escribir mis historias trágicas. En resumen, el día de ayer...no es tuvo tan mal. Digo, aparte del pelotazo que me dieron en mi hermoso rostro (hoy estoy rebosante de autoestima, se nota?) y que mi amigo Ricky anunció que desde el domingo (creo, espero que no) estoy al mando del curso de catequesis y no tengo ni la más remota idea de qué diré (aparte de blasfemias, claro).
Lo más divertido, supongo que fue hacerles hacer estupideces a los chicos del tipo "el que haga la línea más larga de ropa", o "sigan la canción". Descubrí que no tienen asco para desvestirse (les faltaba sacarse los pantalones, horror!) y que no tienen un ápice de oído (eso o el reggaeton no da para afinar nada).
Lo interesante: encontrar que otra de las catequistas estaba leyendo "Luna Nueva" (un trailer más y verán una entrada sobre eso también) y estaba traumadísima con la terminada de Edward (eso es para cortarse algo), además de estar queriendo encamotarse de la bola peluda llamada Jacob (asco!).
Lo malo: aparte del pelotazo digo, estaba deshecha por el pinche resfrío y no había como salir de ahí! Estúpido transporte público que no llega a lugares alejados! Me compraré un auto! (cuando tenga plata, claro, o sea será como en un millón de años...).
Lo terrible: no tengo amigos entre los catequistas, y menos entre los catequizados (sigo sin saber si esa es la palabra correcta), lo que se traduce en que no tengo casi nada que hablar con ninguno de ellos. Ni siquiera de estudios o algo parecido, porque sospecho que soy la mayor del grupo! LA MAYOR! Necesito que me apapachen...
Y esa fue mi valiente historia. Iba a comentar algo del plan malvado que tenemos con mi mamá para exportar toallas bordadas y repartirnos la ganancia a medias, pero ahorita ya no tengo ganas.