Y lo digo en serio, ya quisiera yo que fuera una metáfora "poética" (porque, de veras, la contaminación excesiva de la que disfrutamos hoy 24 de junio de 2009 en Cochabamba no puede ser poética por ningún lado), pero es la triste y cochina realidad.
Pasa que ayer era vísperas de San Juan (hoy es San Juan Bautista, revisen sus calendarios) y es tradición que en la noche todo mundo prenda fogatas porque se supone que es "la noche más fría del año" y huevadas. Sí, hace frío (de hecho, este invierno está compitiendo para llevarse mi premio a "EL Invierno más detestable de mi vida") pero lo terrible es que la gente no tiene un mínimo de conciencia ambiental. No sólo encienden fogatas usando basura como combustible, sino que además lanzan fuegos artificiales que son más contaminantes incluso. En el Altiplano (donde sí hace un frío escandaloso) arrancan la thola de raíz para quemarla, lo que significa que además de deforestar, impiden que la planta vuelva a crecer y resulta que la cosa esa se está extinguiendo (también).
Me revienta que la gente sea tan inconsciente, irresponsable, ignorante (tres seguidos con "I", juas) o que alegue que es "tradición" y por eso lo hacen. Odio las estúpidas tradiciones! Si al menos quemaran sólo madera seca o carbón, no me quejaría tanto (tanto, esa es la palabra, porque igual me quejaría), pero BASURA! POR LAS TANGAS DE MERLÍN! ¿EN QUÉ PIENSAN?
En teoría (otra palabra clave, presten atención) quemar basura y eso, además de lanzar fuegos artificiales, grandes o pequeños (porque, aunque no lo crean, las chispitas contaminan una barbaridad), está terminantemente prohibido, pero la gente se estornuda en las prohibiciones y lo hace de todas formas. Lo sé porque toda la puta noche escuché las explosiones, y porque ví de primera mano a mis vecinos lanzando esas cosas. Poco me faltó para llamar a la Policía para denunciarlos, pero no lo hice porque me caen bien (ese fue mi error) y porque, de todas formas, la Policía no iba a hacer nada más que decirles que dejaran de hacer eso, y cuando se fueran, seguirían lanzando los pinches fueguitos como si nada hubiera pasado (ese es un error de la idiosincracia nacional: nos valen las leyes a todos).
El resultado de semejante noche es que, al día siguiente, amanecemos rodeados de humo en cantidades industriales (literalmente), tosemos todo el cochino día y nos quejamos pero no hacemos nada para que, al siguiente año, no se repita la situación. Oh sí, somos así de listos. Creen que exagero? Les dejo ahí una foto de esta mañana, sacada por el periódico "Los Tiempos" de esta ciudad.
Pasa que ayer era vísperas de San Juan (hoy es San Juan Bautista, revisen sus calendarios) y es tradición que en la noche todo mundo prenda fogatas porque se supone que es "la noche más fría del año" y huevadas. Sí, hace frío (de hecho, este invierno está compitiendo para llevarse mi premio a "EL Invierno más detestable de mi vida") pero lo terrible es que la gente no tiene un mínimo de conciencia ambiental. No sólo encienden fogatas usando basura como combustible, sino que además lanzan fuegos artificiales que son más contaminantes incluso. En el Altiplano (donde sí hace un frío escandaloso) arrancan la thola de raíz para quemarla, lo que significa que además de deforestar, impiden que la planta vuelva a crecer y resulta que la cosa esa se está extinguiendo (también).
Me revienta que la gente sea tan inconsciente, irresponsable, ignorante (tres seguidos con "I", juas) o que alegue que es "tradición" y por eso lo hacen. Odio las estúpidas tradiciones! Si al menos quemaran sólo madera seca o carbón, no me quejaría tanto (tanto, esa es la palabra, porque igual me quejaría), pero BASURA! POR LAS TANGAS DE MERLÍN! ¿EN QUÉ PIENSAN?
En teoría (otra palabra clave, presten atención) quemar basura y eso, además de lanzar fuegos artificiales, grandes o pequeños (porque, aunque no lo crean, las chispitas contaminan una barbaridad), está terminantemente prohibido, pero la gente se estornuda en las prohibiciones y lo hace de todas formas. Lo sé porque toda la puta noche escuché las explosiones, y porque ví de primera mano a mis vecinos lanzando esas cosas. Poco me faltó para llamar a la Policía para denunciarlos, pero no lo hice porque me caen bien (ese fue mi error) y porque, de todas formas, la Policía no iba a hacer nada más que decirles que dejaran de hacer eso, y cuando se fueran, seguirían lanzando los pinches fueguitos como si nada hubiera pasado (ese es un error de la idiosincracia nacional: nos valen las leyes a todos).
El resultado de semejante noche es que, al día siguiente, amanecemos rodeados de humo en cantidades industriales (literalmente), tosemos todo el cochino día y nos quejamos pero no hacemos nada para que, al siguiente año, no se repita la situación. Oh sí, somos así de listos. Creen que exagero? Les dejo ahí una foto de esta mañana, sacada por el periódico "Los Tiempos" de esta ciudad.
2 comentarios:
Cof... Cof... Cof...
Digo, tienes mucha razón, a veces parecería que las personas no ven más allá de sus narices.
Lo peor de todo es que luego se quejan de lo que le pasa al planeta... Hipócritas, así somos como seres humanos frente a nuestro planeta.
Amén!
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